Esta parroquia matriz constituye uno de los más bellos y ricos templos del norte de Tenerife. Sobre la fecha exacta de su edificación se han postulado varias y, lo que está claro, es que en el Libro 1º de Visitas y Mandatos del beneficio de San Pedro de Daute, que se halla en el archivo parroquial de Santa Ana, detalla que la construcción había comenzado ya en 1.532 y en 1.542 había finalizado. Cuando hablamos de las primeras obra nos referimos al primer habitáculo, es decir, al presbiterio y en los años posteriores se fue ampliando según mandatos y trazas de los obispos.
La erupción volcánica de 1.706 destruyó gran parte de su fábrica, siendo reconstruida posteriormente.
Las obras fueron atribuidas al alarife Manuel de Penedo, el Viejo, quien también trabajó en la portada principal, en la que se mezclan elementos platerescos y renacentistas, localizados estos últimos en el remate triangular. El interior presenta tres naves, que ofrecen una equilibrada armonía. El conjunto de columnas y arquerías produce un bello efecto en sus proporciones, mientras que la estructura de los capiteles, tallados bajo esquemas clásicos, se complica en el crucero, apareciendo altos cimacios que otorgan al templo una severa elegancia. La techumbre de raíz mudéjar, siendo las más relevantes las correspondientes a la capilla mayor, así como la que cubre la de Nuestra Señora del Carmen, abierta en el costado norte.
Hacemos un ligero comentario al retablo de la Capilla Mayor, que es sin duda, un hermoso tabernáculo ejecutado a base de elementos y esquemas clasicistas. En la parte central se encuentra la pieza cumbre de esta parroquia: El Crucificado. Se debe a la gubia del escultor sevillano, afincado en Garachico, Martín de Andujar (siglo XVII). La policromía fue aplicada por el pintor flamenco Juan Excroft. En toda esta magistral obra destacan el temperamento dramático y el logrado realismo. A ambos lados de este retablo se veneran las imágenes de Santa Ana, Patrona de Garachico, y San Joaquín, talladas por el artista grancanario Luján Pérez.
En todo su interior se pueden contemplar valiosas piezas artísticas, tanto locales como foráneas, muchas de ellos procedentes de conventos ya extinguidos y de ermitas desaparecidas.
Actualmente puede visitarse diariamente en horario de mañana y tarde el Templo Parroquial y el Museo Sacro; ofrecen folletos en inglés, alemán y español.